Uno de los espacios de nuestra fundación es el de trabajo con niñas/niños, espacio que piensa nuestras intervenciones: cuáles serían las condiciones mínimas y necesarias para que se constituya un sujeto con una subjetividad que le permita representar, simbolizar, comunicar, ¿pensar?… ¿Cuál es nuestro aporte, en tanto institución con inserción barrial, sobre la producción subjetiva de esos niños con los que trabajamos?
Sobre estos interrogantes planificamos nuestras actividades. Para estas vacaciones de invierno realizamos entre otras, un taller de maquillaje artístico con la profesora de artes plásticas Micaela Sarmiento y en otro encuentro nos acompañaron el Grupo de animación Disparate con Adriana Maña y Sergio Vernet, compartimos un espacio lúdico en el que la imaginación hacía viajar al espacio en busca de burbujas gigantes y después volver en un paracaídas gigante.
Entendemos que las imágenes se construyen en el borde del acto de pensar, es una aurora de palabras (Paul Ricoeur) que hace nacer el pensamiento y la imaginación, siguiendo a Chiqui Gonzalez:
- Va en busca de la metáfora, poetiza la vida y la poesía puede convertirse en el acto político de liberar las palabras.
- Articula la memoria como relato.
- Proyecta el día de mañana. Sin desprenderse de lo cotidiano, dice lo que vendrá, por un conjunto de saberes y experiencias que nunca dejan afuera la palabra del deseo y la creación (imaginación proyectiva).
- Se distancia de lo cotidiano, se aleja de lo llamado real, en una función esencial, para la asumir el cambio: inventa, crea, cuenta de otro modo, dispone artificios, no dice la verdad, para decirla de otro modo.
- Construye una imagen del sí mismo.
En definitiva, en estos espacios, buscamos producir la capacidad de encontrar identificación y solidaridad, elaborar lazos sociales, creando el espacio del “entre” donde podemos darnos a conocer ante los otros, donde podemos trabajar un concepto ético y estético de la dignidad humana.
