Concepción Social de la Salud

Para SEDHA, la concepción de la salud como “estado de completo bienestar físico, mental y social…” (Organización Mundial de la Salud, Alma Ata 1978) resulta insuficiente y problemática. Entre otras razones, porque esta mirada estática excluye la posibilidad de pensar la salud como un proceso de búsqueda constante de solución de conflictos. Así comprendida, la salud no es una definición sobre el estado de un individuo, sino una categoría que se concentra en el vínculo entre el individuo y la sociedad de la que es parte. Y más precisamente, sobre ese complejo y “continuo accionar de la sociedad y sus componentes para modificar y transformar aquello que deba ser cambiado y que permita crear las condiciones que, a su vez, creen el ámbito preciso para el óptimo vital de esa sociedad” (Floreal Ferrara, Teoría Social de la Salud).

No hay dudas de que este énfasis en lo procesual, lo dinámico y lo conflictivo se contrapone con la definición de la OMS que concibe a la salud de manera ahistórica. Y de esta manera, lo psíquico y lo social se asimilan a factores que actúan y modifican el nivel biológico. Si el análisis se detiene en este sustrato (es decir, si no se indaga en el carácter social de la salud), inevitablemente las lecturas centradas en lo biológico dan lugar a modelos que -desde la perspectiva que presentamos aquí- no alcanzan para describir al sujeto real, y por ello no permiten una respuesta adecuada frente a las problemáticas de salud.

De esta forma, la discusión acerca del concepto de salud no es una discusión teórica sin consecuencias sino que se trata de un asunto central a la hora de reflexionar e intervenir en la formación de los equipos sanitarios.

Por otro lado, la concepción de lo histórico remite a pensar que las soluciones a las problemáticas en salud no son ni serán eternamente iguales, y deben ser definidas en el contexto en que se desarrollan y evolucionan. No es extraño observar como las ciencias de la salud tradicionales pueden dar respuesta frente a un individuo que se presenta con cierto diagnóstico médico, pero se topa con la tórpida evolución de otro individuo con igual diagnóstico. Al dejar de lado concepciones asociadas a una causación lineal y comprender los problemas sanitarios atravesados por procesos de salud-enfermedad los cuales son parte de un sistema más complejo determinado por las fuerzas productivas de una sociedad y las relaciones sociales que esto determina, nos acercamos más fehacientemente a las problemáticas de salud que atraviesan las poblaciones e incrementamos la posibilidad de dar una respuesta más adecuada, singular y contextualizada.

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